Un momento de debilidad
Todos tenemos un momento de debilidad en nuestras vidas. El mío llegó hoy. Dicen que mi expresión fue digna de un actor de telenovela. Después del último sorbo de cerveza, la puse sobre la mesa y dije “¿qué hago yo acá?”. La escena causó la risa espontánea de Martín Urruty (Olé), Roberto Berasategui (La Nación) y Nicolás Vega (prensa del Dakar). Sin embargo, sé que ellos también se hicieron esa pregunta en un momento de la carrera.
Esta primera experiencia viene siendo dura. En esto no tiene nada que ver los últimos acontecimientos. Uno está acostumbrado a tener que centrar una historia en una mala noticia. Sino por la experiencia de vida. Hata ahora viene siendo única y estresante ya que tenemos que trabajar en condiciones atípicas.
Porque acá no sólo tenemos que contar el lado deportivo de la carrera o alguna anécdota de las que siempre hay. Acá estás obligado a ser parte de la carrera. Tenés que vivir el Dakar como cualquiera de los pilotos, mecánicos o miembros de la organización. Nada de dormir en un hotel, nada de bañarte con agua caliente en un baño cómodo. Acá tenés que tratar de sobrevivir y, al mismo tiempo, cumplir con tu trabajo.
Hoy nos tocó acampar en el autódromo de San Rafael. Ni bien llegamos tuvimos que buscar un lugar. Obviamente, que las mejores ubicaciones ya estaban ocupadas. Después de hacer un estudio del piso sanrafaelino, decidimos ponernos detrás de unas parrillas de cemento. Era el único lugar donde había pasto. En el resto del predio, sólo se encontraban piedras.
Mientras tratábamos de saber más sobre la muerte de Pascal Terry y hacíamos conjeturas sobre qué había pasado con ese grosero error que hubo entre el centro de París y el del Dakar (en Francia supieron de la emergencia del piloto varias horas antes que en Neuquén), nos alertaron de que se venía una fuerte tormenta.
A eso de las 20 el viento empezó a hacer estragos. Llegó un momento en que la carpa de prensa tuvo que ser sostenida por un grupo de periodistas para que no se volara. Mientras ellos hacían eso, el resto seguía escribiendo como si nada. Es que hacía unos minutos Etienne Lavigne había dado más detalles del trágico final de Terry y había anunciado el inicio de una investigación interna para saber por qué hubo tanta demora en la comunicación entre París y el control central que estaba en la Argentina.
A unos metros, mecánicos, miembros de la organización y otras personas que estaban en el campamento no paraban de sacarse fotos. Era como si la tormenta, con su viento y sus relámpagos, fueran uno más de los atractivos turísticos de San Rafael.
Alertado por la situación yo ya tenía todo listo para hacer un escape de emergencia. Sólo tenía que desamar la carpa y decolgar el pantalón que había lavado a la mañana aprovechando que habíamos llegado temprano.
Con todos los bártulos a cuestas, pasé por el restaurante, que estaba abarrotado por ser el único lugar donde uno podría estar a salvo del temporal. Conseguir allí electricidad para terminar de escribir mis notas era una misión imposible. Por eso decidí ir al galpón que habitualmente usan para hacer la verificación técnica las categorías que corren en San Rafael. Enchufé la compu y empecé a escribir la crónica de la carrera. Mientras tanto, pensaba en si era conveniente armar la carpa ahí adentro o directamente tender la bolsa de dormir.
Cuando estaba por terminar, un grupo de franceses de la organización empezar a llegar por todos lados. En menos de cinco minutos estaba rodeado por varios de ellos, que ya estaban durmiendo. Terminé la nota. Guardé todo y me fui nuevamente al restaurante para cenar.
Quería tener un momento de tranquilidad. Ahí encontré a Martín, Roberto y Nico. Frente a ellos tuve mi momento de debilidad.
Notas al margen:
- Diego Bascuñan no viajó en el helicóptero como lo conté la noche anterior ya que la aeronave era una de las que estaba afectada a la búsqueda de Pascar Terry.
- En la reunión de pilotos, Lavigne no hizo la más mínima referencia a la muerte de Terry.
- Gracias al Snappler, Aventura Dakar fue el primer medio en la Argentina en dar a conocer la muerte de Terry (ni bien me dieron el comunicado, hice un post de la noticia).
- En medio del descontrol por la tormenta perdí un par de anteojos Rusty de 240 pesos.
- Este post lo estoy haciendo en el restaurante, donde pensé que iba a pasar la noche. Finalmente, conseguimos dormir en uno de los micros que nos trajo. Al final, el día no terminó tan mal... pero ¿cómo será mañana?
Esta primera experiencia viene siendo dura. En esto no tiene nada que ver los últimos acontecimientos. Uno está acostumbrado a tener que centrar una historia en una mala noticia. Sino por la experiencia de vida. Hata ahora viene siendo única y estresante ya que tenemos que trabajar en condiciones atípicas.
Porque acá no sólo tenemos que contar el lado deportivo de la carrera o alguna anécdota de las que siempre hay. Acá estás obligado a ser parte de la carrera. Tenés que vivir el Dakar como cualquiera de los pilotos, mecánicos o miembros de la organización. Nada de dormir en un hotel, nada de bañarte con agua caliente en un baño cómodo. Acá tenés que tratar de sobrevivir y, al mismo tiempo, cumplir con tu trabajo.
Hoy nos tocó acampar en el autódromo de San Rafael. Ni bien llegamos tuvimos que buscar un lugar. Obviamente, que las mejores ubicaciones ya estaban ocupadas. Después de hacer un estudio del piso sanrafaelino, decidimos ponernos detrás de unas parrillas de cemento. Era el único lugar donde había pasto. En el resto del predio, sólo se encontraban piedras.
Mientras tratábamos de saber más sobre la muerte de Pascal Terry y hacíamos conjeturas sobre qué había pasado con ese grosero error que hubo entre el centro de París y el del Dakar (en Francia supieron de la emergencia del piloto varias horas antes que en Neuquén), nos alertaron de que se venía una fuerte tormenta.
A eso de las 20 el viento empezó a hacer estragos. Llegó un momento en que la carpa de prensa tuvo que ser sostenida por un grupo de periodistas para que no se volara. Mientras ellos hacían eso, el resto seguía escribiendo como si nada. Es que hacía unos minutos Etienne Lavigne había dado más detalles del trágico final de Terry y había anunciado el inicio de una investigación interna para saber por qué hubo tanta demora en la comunicación entre París y el control central que estaba en la Argentina.
A unos metros, mecánicos, miembros de la organización y otras personas que estaban en el campamento no paraban de sacarse fotos. Era como si la tormenta, con su viento y sus relámpagos, fueran uno más de los atractivos turísticos de San Rafael.
Alertado por la situación yo ya tenía todo listo para hacer un escape de emergencia. Sólo tenía que desamar la carpa y decolgar el pantalón que había lavado a la mañana aprovechando que habíamos llegado temprano.
Con todos los bártulos a cuestas, pasé por el restaurante, que estaba abarrotado por ser el único lugar donde uno podría estar a salvo del temporal. Conseguir allí electricidad para terminar de escribir mis notas era una misión imposible. Por eso decidí ir al galpón que habitualmente usan para hacer la verificación técnica las categorías que corren en San Rafael. Enchufé la compu y empecé a escribir la crónica de la carrera. Mientras tanto, pensaba en si era conveniente armar la carpa ahí adentro o directamente tender la bolsa de dormir.
Cuando estaba por terminar, un grupo de franceses de la organización empezar a llegar por todos lados. En menos de cinco minutos estaba rodeado por varios de ellos, que ya estaban durmiendo. Terminé la nota. Guardé todo y me fui nuevamente al restaurante para cenar.
Quería tener un momento de tranquilidad. Ahí encontré a Martín, Roberto y Nico. Frente a ellos tuve mi momento de debilidad.
Notas al margen:
- Diego Bascuñan no viajó en el helicóptero como lo conté la noche anterior ya que la aeronave era una de las que estaba afectada a la búsqueda de Pascar Terry.
- En la reunión de pilotos, Lavigne no hizo la más mínima referencia a la muerte de Terry.
- Gracias al Snappler, Aventura Dakar fue el primer medio en la Argentina en dar a conocer la muerte de Terry (ni bien me dieron el comunicado, hice un post de la noticia).
- En medio del descontrol por la tormenta perdí un par de anteojos Rusty de 240 pesos.
- Este post lo estoy haciendo en el restaurante, donde pensé que iba a pasar la noche. Finalmente, conseguimos dormir en uno de los micros que nos trajo. Al final, el día no terminó tan mal... pero ¿cómo será mañana?
5 comentarios:
Hola Diego. Para hacerlo mas llevadero tendrìas que pensar como la hubieras pasado si esto lo tenìas que hacer en Africa :)
Saludos
Diego, este blog no tiene desperdicio, es una delicia. Ojalá puedas disfrutar lo que resta. Fuerza para todos los colegas. Aún con las desventuras que contás, da envidia :)
Fuerza diego!!! Estoy de vaciones, tirado en la playa, pero te envidiooo !!!! todas las mananas voy al cyber a leer tu sufrimiento !!!! jajaj RubenBest.
Diego, como siempre me dice un amigo cada vez que le cuento un problema "peor es casarse" jajaja, segui asi que te estas pasando con este blog!!
hola diego,me entere que el dakar pasa x villa eloisa, aca nomas al lado de mi Arequito (Santa Fe) natal,que suerte,arriba el animo x el cansancio,a muchos nos gustaria estar en el grupo de periodistas que siguen la carrera.
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