Eduardo Alan no se pone colorado cuando dice que lloró cuando Etienne Lavigne, director del Dakar, anunció la cancelación de la edición 2008 de la legendaria prueba por las amenazas terroristas. Y cómo no lo iba a ser si estaba listo con su moto para hacerle frente a la carrera más exigente del mundo por primera vez.

Pero la vida tiene esas cosas que a uno lo sorprenden. Y poco después de aquella mala noticia se conoció otra que lo puso por demás feliz: la llegada del Dakar a Sudamérica para 2009. “Eso fue increíble, pensar que tuve muchos dolores de cabeza para conseguir la visa para Mauritánia y ahora la carrera va a pasar por la puerta de mi casa”, asegura.

Durante estos meses Alan se preparó como nunca para estar en condiciones para una de las ediciones del Dakar que promete ser la más dura de su historia. “En la parte física estoy muy bien. En el Cenard me dieron una mano importante. Mientras que en la parte deportiva entrené mucho corriendo enduro en algunos lugares por los que sabemos pasará la competencia”, dice.

Para este desafío Alan no está solo. Su equipo, el Pampa Racing, unió fuerzas con el franco uruguayo Laurent Lazar, quien ya participó en varias ediciones de la carrera y que cuenta con una valiosa experiencia. “Lauren tratará de mejorar su resultado en el Dakar, mientras que yo quiero ser el primer argentino en llegar al final de la carrera”, afirma Eduardo.

Respecto a las características de la competencia, Alan coincide con aquellos que aseguran que habrá tres grandes filtros: “Las primeras etapas que se realizan en la Patagonia serán muy peligrosas porque los caminos estarán llenos de piedras y si las pasas a mucha velocidad se te puede romper la moto o peor aún… También serán decisivas las etapas de arena. La primera de ellas serán las de Mendoza y la más dura las de Copiapó. Allí habrá muchos problemas mecánicos y físicos”.

Alan también siente que está preparado para enfrentar a la altura, que será toda una novedad para los competidores. “Parte del entrenamiento lo hicimos en Jujuy y la altitud es un tema complicado. Si te llegas a apunar, directamente quedás afuera. Tratamos de ambientarnos y no creo que tengamos problemas, más porque durante las especiales lo máximo a lo que lleguemos serán a los 3.000 metros sobre el nivel del mar”.

Alan también se siente óptimo en el aspecto metal. “Eso es muy importante en el Dakar. Tenés que saberlo manejar porque si dejás llevar por la adrenalina o la ansiedad no llegas al final”.

Eduardo Alan