La Trochita los espera
“Bienvenidos a Jacobacci Dakar 2009”. La inscripción hecha con piedras se destaca en uno de los tantos cerros que hay en este lugar de Río Negro de unos 10.000 habitantes. Las palabras son simples, pero demuestran el valor que le dio la comuna a esta competencia.
En su origen, la localidad se llamaba Nahuel Niyeo que significa en voz arauna “donde hubo una garganta”. Con la llegada de las líneas férreas, en 1916, la localidad se convirtió en asentamiento de trabajadores, comerciantes y familias. Ya en 1926 se comenzó a denominar o como Ingeniero Jacobacci en memoria de quien dirigió las obras de Ferrocarril. Recién en 1944 se le asignó el nombre de manera oficial.
Hoy muy temprano todos los vecinos salieron a esperar a la caravana. Al paso de los autos de la organización y los micros de prensa, los primeros en llegar al campamento, saludaban y se sacaban fotos. “Estábamos muy ansiosos por la llegada de este día. Para nosotros es una fiesta”, dijo una señora que se sacó fotos con cuanto periodistas encontró a su paso.
A la espera de los competidores, La Trochita del Viejo Expreso Patagónico fue el centro de atracción. Todo el mundo se sacó fotos, la miró con detalle y se asombró de que aún siga en funcionamiento (recorre los 402 kilómetros que hay entre Jacobacci y Esquel).
Para muchos de ellos fue la oportunidad de ver bien de cerca, al protagonista del libro de Paul Theroux “El Viejo Expreso Patagónico” editado en 1978, veinte años antes de que se lo declare Monumento Histórico Nacional.
En su origen, la localidad se llamaba Nahuel Niyeo que significa en voz arauna “donde hubo una garganta”. Con la llegada de las líneas férreas, en 1916, la localidad se convirtió en asentamiento de trabajadores, comerciantes y familias. Ya en 1926 se comenzó a denominar o como Ingeniero Jacobacci en memoria de quien dirigió las obras de Ferrocarril. Recién en 1944 se le asignó el nombre de manera oficial.
Hoy muy temprano todos los vecinos salieron a esperar a la caravana. Al paso de los autos de la organización y los micros de prensa, los primeros en llegar al campamento, saludaban y se sacaban fotos. “Estábamos muy ansiosos por la llegada de este día. Para nosotros es una fiesta”, dijo una señora que se sacó fotos con cuanto periodistas encontró a su paso.
A la espera de los competidores, La Trochita del Viejo Expreso Patagónico fue el centro de atracción. Todo el mundo se sacó fotos, la miró con detalle y se asombró de que aún siga en funcionamiento (recorre los 402 kilómetros que hay entre Jacobacci y Esquel).
Para muchos de ellos fue la oportunidad de ver bien de cerca, al protagonista del libro de Paul Theroux “El Viejo Expreso Patagónico” editado en 1978, veinte años antes de que se lo declare Monumento Histórico Nacional.
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